Defensor de los Derechos Humanos Ralph Bunche

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Ralph Bunche

Detroit, Michigan, 7 de agosto de 1904, era un lugar donde la gente de diferentes razas eran separados, donde “Sí Señor” era la respuesta esperada de cualquier hombre de color. La gente negra no era igual ni libre. Este era el mundo de Fred Bunche, peluquero negro sólo para clientes blancos, en el día en que él y su esposa Olive dieron la bienvenida al mundo a su nuevo hijo y futuro Premio Nóbel Ralph Johnson Bunche.

Los felices padres no imaginaban el futuro inusual de su bebé. Ni la abuela del bebé “Nana” Johnson, quien había nacido bajo la esclavitud. Pero los tres creyeron en el poder de la fe y el amor, y ellos derrocharon su amor libremente.

Muchos años después Ralph describiría la vida de su familia: “Somos una familia orgullosa: el clan Johnson. No nos inclinamos ante nadie; trabajamos duro y nunca sentimos vergüenza por tener poco dinero”.

Cuando Ralph tenía diez años, Fred Bunche trasladó a su pequeña familia a Nuevo México. Ni el ni su esposa tenían buena salud y Fred creía que el aire seco del desierto les ayudaría a tener una mejor vida que en Detroit.

Los padres de Ralph murieron 2 años después, así que “Nana” Johnson llevó a Ralph y su hermana a Los Ángeles, California. La vida no era fácil en Los Ángeles, pero su abuela Nana era una mujer fuerte y determinada. Ralph trabajó vendiendo periódicos y como ayudante para un actor con el fin de lograr el dinero que su familia necesitaba.

Lo que fuera que Ralph hiciera, lo hacía tan bien como podía. Ganó premios en primaria y se graduó como el mejor de su clase del colegio Jefferson. Era un campeón en el debate y un multi-atleta compitiendo en fútbol, béisbol, baloncesto y atletismo.

La dedicación a sus estudios le ayudaron a Ralph a entrar a la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Una beca pagaba sus estudios, pero tenía que trabajar como conserje para pagar comida, renta y otras necesidades. En 1927, su determinación y fe en su sueño rindieron frutos. Se graduó como el mejor de su clase y se ganó la oportunidad de ir a la Universidad de Harvard.

La comunidad negra de Los Ángeles estaba tan orgullosa de Ralph Bunche que recaudaron mil dólares, un montón de dinero en 1927, para ayudarlo a ir a Harvard para que se graduara.

Él permanecería en Harvard durante seis años para doctorarse. Impresionaba tanto a la gente con su capacidad para hacer trabajos importantes que se le dio dinero para viajar a África y estudiar las colonias francesas (áreas que son controladas por un país lejos de ellas) de Togoland y Dahomey para su doctorado. Su interés en las colonias lo llevaría a un trabajo importante en las Naciones Unidas.

A pesar de que el Dr. Ralph Bunche había obtenido el título más alto que una universidad ofrece, él continuó estudiando para aprender más acerca del mundo. También obtuvo cargos importantes en la Universidad de Harvard y la Junta de la ciudad de Nueva York para la educación.

Pero no se limitó a la enseñanza. Creó movimientos de derechos civiles en los Estados Unidos. Mucha gente quería su ayuda y el Dr. Bunche trabajo más duro que nunca para mejorar las condiciones de otras personas que no tenían derechos humanos básicos.

Durante la década de los 30, cuando enseñaba en la Universidad de Howard, el Dr. Bunche organizó conferencias y dirigió esfuerzos para mejorar el estatus de la gente negra en Estados Unidos. En una conferencia en 1935, reunió a gente de todos los niveles de la sociedad, con el fin de que todos pudieran hablar sobre el tratamiento injusto de la gente negra. Quería que todos tuvieran la misma oportunidad para comunicar. ¿De qué otra forma podrían todos entender la situación?

En 1944, después de cinco largos años del inicio de la Segunda Guerra Mundial, parecía que la lucha estaba llegando a su tortuoso final. Sabiendo lo mala que había sido la guerra, los hombres de las naciones de China, Rusia, Estados Unidos y gran Bretaña se unieron para planificar cómo podían evitar futuras guerras. El Dr. Bunche fue invitado a ayudar y a aconsejarles.

El 24 de octubre de 1945, sólo mes y medio después de que la guerra terminó con la rendición del Imperio japonés, los planes y acuerdos finales (llámese un tratado) fue firmado en San Francisco por cincuenta y una naciones, para que un organismo llamado Naciones Unidas mantuviera la paz.

El Dr. Bunche dijo: “Las Naciones Unidas es nuestra gran esperanza para lograr un mundo pacifico y libre”. En sí mismo esta habría sido la obra más importante de su vida. Pero el Dr. Bunche todavía no estaba satisfecho. Se necesitaba hacer más.

Aunque los líderes acordaban mantener la paz, esto no podría continuar si los ciudadanos en esos países del mundo no tenían derechos humanos. El Dr. Bunche trabajó con Eleanor Roosevelt, quien era la jefa de un comité para redactar una lista de derechos humanos básicos. Esta lista, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, llegó a ser la guía para todos los esfuerzos que las Naciones Unidas harían por la paz y la seguridad.

El Dr. Bunche continuó su obra para las Naciones Unidas. Muchas naciones miembro tenían colonias en Asia, África, India y en varias islas.

Después de la Segunda Guerra Mundial estas naciones comenzaron a dejar sus colonias en libertad. En 1946, El Secretario General de las Naciones Unidas (el líder de la ONU) puso al Dr. Bunche a cargo del departamento que iba a ayudar a estas antiguas colonias a aprender a gobernarse por sí mismas. Su trabajo culminó con casi mil millones de personas de color que llegaron a ser libres para tomar sus propias decisiones políticas y formar sus propios gobiernos.

Sin embargo el trabajo más difícil y el más importante del Dr. Bunche no empezó hasta Junio de 1947, Palestina, una colonia de Gran Bretaña, estaba a punto de ser libre y el papel de las Naciones Unidas era ver que el proceso fuera pacifico. Pero los árabes y judíos que vivían ahí habían estado en guerra entre ellos durante mucho tiempo. Durante cientos de años cada uno sentía que merecía toda la tierra.

Esta fue la primera prueba crucial de las Naciones Unidas, en su papel de conservadores de la paz en el mundo. También fue uno de los desafíos personales más fuertes del Dr. Bunche, ya que él era el líder del Cuerpo Diplomático de las Naciones Unidas en Palestina después de que su primer líder fuera asesinado. El Dr. Bunche continuó, viviendo cada día con la posibilidad de que un bando u otro le dispararían, después de once meses de conversaciones, el Dr. Bunche había ayudado a establecer el nuevo estado de Israel y logrado el acuerdo de los cuatro países árabes vecinos de detener la guerra y hablar de paz.

Por su liderazgo en ayudar a estos países a encontrar la paz en Oriente Medio, la Ciudad de Nueva York le hizo un desfile, Los Ángeles declaró el día de Ralph Bunche, la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP por sus siglas en inglés) lo nombró director y, en 1950, recibió el Premio Nóbel de la Paz.

Pero el Dr. Bunche no podía tomarse un descanso. Como representante de la ONU, continuó trabajando para traer la paz a muchos países y evitar que ocurrieran guerras. Al mismo tiempo, continuó trabajando sobre violaciones de derechos humanos en casa, marchando hombro con hombro con el Dr. Martin Luther King, Jr. por un tratamiento justo a los afro americanos. En cada situación en la que se involucró, influyó en las vidas de millones de personas.

El Dr. Bunche trabajó para otros con entusiasmo porque en el fondo creía en la bondad de la gente. Él sabía que las acciones de una persona eran más importantes que las diferencias de su idioma, color, edad, religión o creencias. En discurso él dijo: “No hay gente belicosa… sólo líderes belicosos”. Fue un verdadero filántropo, eliminó las barreras entre la gente y resolvió los problemas pacíficamente.

Este fue un hombre que mostró que las “desventajas” no pueden detener a una persona que está determinada a tener éxito. El Dr. Ralph Bunche siempre creyó y a diario probó que “los corazones son fuertes cuando laten en respuesta a nobles ideales”.

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